Ecuador / Miércoles, 24 Septiembre 2025

Federalismo ¿en serio?

Se observan algunos eventos políticos que proponen un debate relacionado con instaurar un federalismo del país. Un primero es la consulta popular que Jaime Nebot propone y en la que constan dos preguntas concernientes a este tema. Una de ellas plantea la transferencia obligatoria y automática de recursos a los GAD por parte del Banco Central sin control del Gobierno y otra pregunta que permitiría a los GAD, universidades, IESS – entre otras instituciones – retener el IVA que generan sus compras de bienes y servicios sin transferirlos al SRI.

Otro evento se da a través de las declaraciones del propio Nebot en el reconocimiento a su gestión, a propósito de la conmemoración del bicentenario de Guayaquil. En ellas promueve el federalismo y cuestiona el centralismo gubernamental existente. Otro evento es la consulta ciudadana a realizarse en Cuenca sobre la prohibición de la minería en las zonas de recarga hídrica de los ríos Tarqui, Yanuncay, Tomebamba, Machángara y Norcay, realzada en el bicentenario de esta ciudad.

Más allá de la legitimidad de las consultas y su pertinencia constitucional, la orientación que dan estos eventos configura un entorno muy peligroso y preocupante. Las brechas socioeconómicas se vienen ampliando - más aún con la pandemia - profundizando la pobreza y desigualdad, brechas que por supuesto tienen su correlato territorial e institucional.

¿Qué monto podrían recaudar cerca de 190 ciudades con menos de 100.000 habitantes por concepto de IVA, sin tomar en cuenta que su economía es informal y alcanza al 70% e incluso al 80% de su población? En la estructura empresarial ecuatoriana, las “Empresas Grandes” que representan el 0,5% del total de las empresas en el país, son responsables del 70% de las ventas totales, generan el 38% del personal ocupado afiliado y representan el pago del 54% de las remuneraciones totales.

Es importante saber que esta gigantesca concentración de empleo formal, salarios y riqueza generada por estas pocas empresas, más del 70% están localizadas en Quito, Guayaquil y Cuenca; el restante 30% se distribuyen en una docena de capitales de provincia. Estas 3 ciudades generan el 70% del PIB en 7 de 14 sectores y en otros 4 sectores el 50%. Una investigación de la UIDE revela que la recaudación anual impositiva per cápita en estas 3 ciudades es alrededor de $1.980 y en las ciudades más pobres es de $43. ¿Así se quiere repartir los recursos? ¿Qué dejamos para las demás ciudades con estas estructuras empresariales, económicas y sociales?  

Solo una eterna condena a vivir en la informalidad, la pobreza y el atraso. Hay que repensar sin duda el modelo de Estado en el país pero no a través de un federalismo que terminaría por destruirlo.