Ecuador / Sábado, 27 Septiembre 2025

Es  el único varón del equipo de pesas y  el mimado de las tres mujeres con quienes conforma la delegación “tricolor” de  esta disciplina.   

A sus 20 años, David Arroyo  tendrá su debut en los Juegos Olímpicos de Londres hoy (13:00).

Pese a su juventud, el representante de la provincia de Orellana no siente temor por el nuevo desafío. Por sus logros, es uno de las máximas esperanzas ecuatorianas para conseguir una medalla olímpica.

“Tengo amplia experiencia en varios torneos, incluso campeonatos mundiales. No pienso en el día de la competencia solo en hacer bien las cosas”, comentó el deportista, previo a su viaje a España, donde se concentró el equipo nacional.

Arroyo se inició en el mundo de las pesas hace una década. Fue asistente en el gimnasio que su tío, Tarciso Montaño, administraba en la región  oriental y ahí se encargaba de pasar la barra a los deportistas.

Después, lo animaron para que practicara activamente la disciplina, que con el  transcurrir de los años se convirtió en su profesión.

Hoy con una amplia trayectoria en el mundo de las pesas y sin la melancolía de esos años, reconoce que en un inicio las cosas eran muy complicadas. Debía apartarse de su provincia y entrenar en Guayaquil.

“Extrañaba demasiado a mi familia, siempre había estado con ellos y me costó muchísimo adaptarme a otra ciudad, pero luego eso se convirtió en fortaleza”.

Sus padres Flores Arroyo y Patricia Valdez han sido el motor de su carrera, pues a la distancia siempre lo alientan; de ellos heredó la habilidad para mover la cintura.

El ritmo de la “salsa” o la “bachata” acompañan su diaria jornada en el gimnasio. Se da tiempo para mostrar sus destrezas de bailarín mientras levanta la barra. 

La extenuante jornada de trabajo provoca  exceso de sudor en su ropa  y por eso casi siempre se despoja de la camiseta y exhibe su torso desnudo en el que se dibuja a la perfección cada uno de los músculos pectorales y del abdomen. Eso atrapa las miradas de las chiquillas que acuden al gimnasio.

David alcanzó el campeonato mundial juvenil en Sofía (Bulgaria) en el 2010 en su categoría de 105 kg  en la modalidad de arranque. En el torneo intercontinental levantó  177 kilogramos y así se llevó la medalla dorada. Tres años atrás fue  monarca sudamericano y panamericano en la categoría Sub-17.

Su jornada empieza a las 08:00  con un desayuno recargado de  carbohidratos, elementos que no pueden faltar para potenciar la energía. En los recesos entre las prácticas prefiere la comodidad de su habitación para descansar o ver TV.

Además, aprovecha los instantes libres para ponerse al día en las tareas escolares. Cursa a distancia el segundo año de bachillerato en Informática Avanzada y Físico Matemático. Su materia preferida está ligada a los números, aunque no ve en estos su futuro profesional.

Se imagina como licenciado en Cultura Física con especialización en levantamiento de pesas, para así seguir con su gran afición.

Sus alimentos preferidos son los del mar, pero se acopla sin problema a cualquier otro tipo de comida. No es para nada de paladar exigente.

En el gimnasio es de los primeros en llegar y ponerse a las órdenes del cubano Xavier Pérez, quien comanda el equipo nacional de esta disciplina y  se encarga de perfeccionar el estilo de sus pupilos.

A través de una libreta o una simple hoja, el entrenador dictamina de forma individual la rutina a seguir y cuando no hay precisión en los ejercicios constantemente les llama la atención. A David son muy pocas las observaciones que le hace. “Es un deportista con mucha proyección, que irá mejorando con los años”, recalca el DT cubano.

Arroyo no se imagina una fecha límite en el mundo de las pesas. En su mente está continuar por un largo período como lo hace el venezolano Julio Luna, de 40 años.

“Es admirable lo que él hace. Compite con la misma pasión, esfuerzo y condiciones que sus rivales. A mí me gustaría llegar a esa edad y continuar tan íntegro como Luna”.