Fue en el año 2011 en que el poeta mexicano Marco Antonio Campos llegó al Encuentro de Poesía Paralelo Cero, en Ecuador y, sorprendido ante la novedad de este país y su profunda, anónima y evidente belleza, escribió un hermoso poema, ‘Camino a Otavalo’, publicado en su más reciente libro, que dice (fragmento):
¿Por qué en América Latina los árboles/ parecen cuellos cortados en el piso?/ ¿Pero acaso seremos siempre un país sin país?/ Dios migró de aquí hace mucho y se fue por/ el camino de la niebla donde nadie vuelve/¿Para qué esperar al que estuvo lejos/ y no quería volver a contemplar lo que hizo?// De Carapungo a Calderón/ se alza una parroquia/ para que el nómada y el solitario/recojan la hierba seca// Un momento, les digo:/ la caída azul de una golondrina pequeñísima/ es una herida en el paralelo cero// Tremolan y espejean/ las hojas de los árboles/ con el aire y sol de junio…
Estas son las huellas que va dejando el contexto de la poesía en los grandes autores continentales y también es uno de los frutos más destacables del encuentro de poetas Paralelo Cero, uno de los eventos hispanoamericanos más importantes, que ha logrado reunir a lo más representativo de la poesía mundial. El encuentro pretende acercar a los poetas a sus escuchas y lectores y poner a la poesía al servicio de las personas.
En el mismo 2011, el gran poeta boliviano Gabriel Chávez Casazola escribe un artículo en el diario El Deber de Santacruz de la Sierra, en Bolivia, llamado ‘Bajo la cascada sagrada: epifanía en el Paralelo Cero’, a propósito de su invitación al evento, en que afirma, a propósito de la cascada de Peguche, en la provincia de Imbabura, sitio que visitaron los poetas: “Antes de visitar la cascada no conocía nada de ella, ni siquiera que existía. Pero después de ser mojado por sus aguas —que según ahora sé, eran y son sagradas para los antiguos habitantes de esa tierra, que se sumergen en ellas para el solsticio del 21 de junio y realizan allí ritos chamánicos—, la cascada de Peguche quedará en mi memoria mientras esta perdure, libre aún de la vejez, el alzhéimer y esa cesación de los recuerdos sensibles que es la muerte”.
“Descubrir la cascada de Peguche, por cierto, fue uno más de los dones tan inesperados cuanto maravillosos del ‘Encuentro Internacional de Poetas en Paralelo Cero’, al que tuve el placer de ser invitado, y que se realizó entre el 5 y el 12 de junio en varios auditorios de Quito, pero también en Ciudad Mitad del Mundo —en el exacto Paralelo 0—, en ciudades de la Sierra —como Machachi, Ibarra y Otavalo— y de la Costa ecuatorianas —como Esmeraldas y Atacames […] De hecho, como los niños eternos que en el fondo (y a veces no tanto) somos todos los poetas, reconocidos portadores del síndrome de Peter Pan por más que hayamos hecho varias concesiones al paso del tiempo, varios de los allí presentes, llegados desde diversas latitudes y longitudes al Paralelo Cero para compartir nuestra escritura, nos permitimos retornar a Neverland —el país de Nunca Jamás— y dejarnos elevar por los aires, o mejor, por las aguas, que son a veces como los aires o como la luz. Bellas fotografías de un puñado de bardos en actitudes y gestos más propios de aves que de hombres (pienso en Juan Cameron de Chile y Alfredo Pérez-Alencart, peruano amazónico de España) dan buena cuenta de ello en nuestros archivos y en el Facebook”.
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Meses más tarde, el poeta chileno Juan Cameron titula a uno de sus poemas en una de sus más recientes publicaciones ‘Yo nunca estuve en Ambato’: “Yo no conozco Ambato/ me han dicho que en sus calles han nacido escritores y próceres y tal vez hasta toreros/ y algún movimiento que sacudió esta tierra como un movimiento de tierra/ pero no todos los próceres de la patria han nacido en Ambato/ ni todos los escritores ni todos los toreros ni mucho menos todas las muchachas hermosas de este país al centro de la tierra/ que pueblan las tardes de domingo los paseos de la capital/ aunque de Ambato han arribado muchachas más hermosas que el Pichincha/ más hermosas incluso que el mismo Chimborazo/ muchachas más peligrosas que el Terminal del Sur/ que amarizar en Quito sobre una laguna rodeada de edificios en medio del camino de la vida/ y por eso siento por Ambato una nostalgia casi suicida/ aunque jamás estuve en Ambato/ aunque tal vez me sea difícil hallar la huella del camino/ y en los sueños sea un valle placentero/ donde amanezco en cada sueño/ deseoso de vivir y bendecido. La fuerza de este país ha traspasado el corazón de aquellos que lo visitan con asombro”.
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Para 2013 llega al Ecuador el, para muchos, más grande poeta de la lengua española de la segunda mitad del siglo XX: Juan Gelman. Seis meses después moriría el poeta y quedaría para siempre inmortalizado (me uno a las palabras de Galeano cuando dice: “miente la muerte cuando dice que Juan Gelman ya no está”). A su llegada se dio una concurrida y brillante rueda de prensa cuando, con absoluta generosidad, llegó hasta Quito a cumplir a cabalidad la agenda que le habíamos preparado. El maestro argentino dijo cosas como esta: “La poesía va a existir hasta que el mundo se acabe. Así que yo no la veo herida, la veo viva, vigorosa. Hay poetas en todo el mundo de Occidente y de Oriente y generalmente como una orquesta sinfónica, cada cual con su propia voz. La poesía es necesaria porque quienes la leen suelen descubrir territorios interiores que no sabían que tenían y que por eso mismo lo tenían”.
Junto a él tuve la suerte de trabajar la primera antología que se publicaba de su obra en Ecuador, Furia de pájaros, de la que Juan dijo en un mail, ya casi al cerrar la edición: “Querido Xavier, creo que la antología es muy buena. No me refiero a mis poemas, sino a la elección que usted hizo de ellos. ¿Todavía hay tiempo y espacio para introducir una dedicatoria? Si se puede, sería A Jorgenrique Adoum, In memoriam”.
Susana Cordero de Espinosa, presidenta de la Academia de la Lengua capítulo Ecuador, escribió en un editorial de diario El Comercio: “Términos, construcciones, estilos del habla de esta patria que cuenta con una poesía tan poderosa cuanto desconocida. Por esto, la labor que ‘Poesía en paralelo cero’ ha emprendido, de traer al Ecuador a poetas significativos de España y América, es digna de agradecer”.
Paura Rodríguez, la poeta boliviana, en una entrevista hecha a Gelman en Quito y que fue publicada en Letralia, señala: “La entrevista termina, afuera la noche quiteña es fría y el acuerdo es volver a encontrarnos en un restaurante de la Plaza Foch”.
En 2013 aparece el libro Reportage dall´ Ecuador, escrito por el periodista italiano Raffaele Cera, que, junto con el poeta Emilio Coco vino al Ecuador y se quedó tan impresionado por la belleza del país y la magia del encuentro que decidió publicar un libro en el que realiza un reportaje completo de su visita. Al libro publicado en Edicione del Rozone, con 72 páginas y fotografías a color, los editores lo presentan como un texto de “Páginas llenas de fotos y rostros, impresiones y emociones”.
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Hasta el momento, en seis ediciones anuales, 114 poetas del Ecuador y 66 de América Latina y Europa han pasado por Paralelo Cero, uno de los encuentros más consolidados de la región. Autores de enorme peso como los ecuatorianos Carlos Eduardo Jaramillo, Fernando Cazón Vera, Humberto Vinueza, Bruno Sáenz, Antonio Preciado, Ana María Iza, Sonia Manzano, Iván Oñate, Julio Pazos, Sara Vanegas, Catalina Sojos, María Fernanda Espinosa, Margarita Lasso, Roy Sigüenza, Victoria Tobar, Ulises Estrella, Pedro Gil, Ana Cecilia Blum; los españoles Olvido García Valdez, Eloy Sánchez Rosillo, Isla Correyero, Alfredo Pérez Alencart, Raquel Lanseros, José María Muñoz Quirós; los argentinos Jorge Boccanera, Hugo Francisco Rivella, Jorge Ariel Madrazo; los mexicanos Margarito Cuéllar, José Ángel Leyva, Marco Antonio Campos; los italianos Emilo Coco, Claudio Pozanni; los colombianos Jorge Luis Díaz Granados, Federico Díaz Granados, Camila Charry Noriega; los bolivianos Gabriel Chávez Casazola, Vilma Tapia Anaya, Paura Rodríguez, Gary Daher; los chilenos Juan Cameron, Malú Urriola, Mario Meléndez; los peruanos Eduardo Chirinos, Victoria Guerrero; los guatemaltecos Francisco Morales Santos y Javier Payeras; el brasilero Floriano Martins; el venezolano Ernesto Román Orozco, entre mucho otros.
Ha habido reconocimientos a grandes autores ecuatorianos como Jorgenrique Adoum, Ileana Espinel, Euler Granda, Manuel Zabala Ruiz, Jacinto Cordero Espinosa, Nelson Estupiñán Bass, Antonio Preciado, Pedro Jorge Vera, entre otros. Las reediciones de sus obras completas o antológicas, la creación y concesión del Premio Poeta de dos hemisferios a Juan Gelman; el Concurso Nacional de Poesía para autores jóvenes (ya lo han ganado los poetas Sonia Montenegro, Santiago Caiza, Sandra Patricia de la Torre, Pablo Flores Chávez, Marcos Rivadeneira) y el Premio Internacional de poesía (que tuvo a Juan Cameron como primer poeta ganador) dan fe de que es un encuentro muy importante a nivel latino.
Una de las características de identidad de Poesía en Paralelo Cero es procurar no invitar a los mismos poetas todos los años, siempre renovar la lista y no volver al evento un encuentro académico. Nos interesa más la lectura, la oralidad, la relación con la poesía en seco.
Sin embargo, en estos últimos años hemos incorporado varias cosas: la visita a estudiantes de colegios por parte de los poetas invitados, la presentación de libros, conferencias, talleres y abrir otros espacios más diversos en varias ciudades del país.
Es un encuentro en el que siempre se busca el equilibrio en todo: generacional, por países, formas poéticas y estéticas distintas.
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Este año volverá a darse la fiesta poética. El encuentro siempre ha convocado a un público de todas las edades, género, situación social y especificidad cultural en muchas regiones, provincias y ciudades del Ecuador. Por ahora, podemos decir que el ganador del Premio de poesía 2015 es el poeta Cristian López Talavera, por “ una poética rigurosa y conmovedora que evidencia la armonía entre la forma y el contenido, a través del uso de figuras literarias, metáforas e imágenes y una selección cuidadosa del léxico de parte del autor”.
El poeta argentino Hugo Francisco Rivella, en la noche de inauguración de Paralelo Cero 2014 dijo estas palabras (fragmento):
Estar aquí, hoy, en Quito de este Paralelo Cero, es parte de esas preguntas y de estas palabras./ Por aquí anduvo y está Euler Granda, por aquí estuvo y está Antonio Preciado, por aquí anduvo y sigue estando Juan Gelman, sus huellas, su risotada, su poesía de polvo y de relámpagos. Por aquí, todavía, el Pichincha susurra en las cenizas de Pedro Jorge Vera su eterna mordedura./ Celebro estar aquí y compartir./ Celebro la Palabra como un puente entre el hombre y la eternidad./ Celebro la Palabra como amistad. / Celebro sus recovecos. Su ternura enterrada./ Enterrada en el Hombre y su destino de pájaro y estruendo./ Enterrada en el asombro que nos vuelve niños, y en el compromiso que nos vuelve todos./ Celebro a la Poesía porque nos une a un destino latinoamericano, porque desde allí nos une al mundo, porque este Encuentro de Paralelo Cero “es una nota buscando integrar la melodía que hacemos entre todos./ Nada es ajeno al Hombre. Ni el Fuego en la sabana. Ni el quetzal en el selva./ Ni Guantánamo en Cuba./ Ni Malvinas en la nieve.
La Palabra fuera del hombre no es palabra sino letra muerta, dirá Almafuerte./ Y uno busca entender por qué en esta América Latina es mucho más lo que nos han ocultado que lo que nos han destruido./Paralelo Cero es parte de la memoria./ Es parte de lo mínimo y el todo./ Es parte del sueño que han tatuado en los hombres y en las mujeres de esta tierra./ Si pudiera estar en el agua de todas las tormentas./ Si pudiera estar en el fuego de todas las hogueras./ Si pudiera estar al otro lado del espejo./ Si pudiera ser las manos de todos los adioses./ Si pudiera ser el corazón de todos los abrazos./ Celebro a la Palabra como el alma de todos los Encuentros./ Celebro a la Palabra en este Quito de Paralelo Cero./ De todos los poetas. De todos lo que sienten. De todos los aman. De todos los que creen. De todos los que entregan la voz por la Palabra/ En estos tiempos revolucionarios, en este Quito, en esta Patria de lámpara y de vuelo… siento…/ Como Pedro Jorge Vera/ Ah, estas ganas de gritar/ que viva Alfaro, carajo.
Ni más ni menos.