Ecuador / Lunes, 29 Septiembre 2025

La cosmología de Fogwill

LECTURAS DE VERANO

Todos escuchamos voces, pero pocos las escuchan por las noches como lo hacía Fogwill; a quien definitivamente no voy a entronizar, sería un trabajo muy sencillo. Autor que explora los márgenes con movimientos naturales, y con el cual solo nos podríamos aburrir si nos aburren las personas que no aburren en lo absoluto.

Nacido en Argentina ahí por el 41; define muchos de sus libros como un —collage de tramos—, teniendo como obra exponencial a Los Pichiciegos, novela aclamada que está ambientada en la guerra de Malvinas. Aunque Fogwill ha escrito novelas, poemas y cuentos de una exquisitez insuperable, como Muchacha Punk (1980), Música japonesa (1982), Vivir Afuera (1998) entre otros que lo llevaron inclusive a recibir en el año 2003 la tan reconocida beca Guggenheim. Textos que han aportado a la ficción latinoamericana y mundial de una manera original e impactante.

Aunque Fogwill creía que todos fracasamos por nuestra naturaleza mortal, su obra es inmortal y demuestra su marginalidad con palabras de Lamborghini “Lo importante no es la belleza, es provocar miedo”.

Runa, obra de género inclasificable, escrita en 2002 y reeditada por Interzona, es una narración antropológica decorada con imágenes rupestres. Es la historia del contar y de la gente de las enramadas y los fuegos. Tiene una virtud muy especial, nos permite reconocer a nuestros pueblos en otros, con sus virtudes y “cagadas” como él las llama dentro del libro. Ariel Schettini nos dice que Runa no es una utopía, ya que nos cuenta en un tono muy bajito cómo se formó la humanidad, sus relaciones interpersonales, el amor por la tierra y el odio entre los hombres.

Rodolfo Fogwill, cuenta que escribió este libro como una crítica al relativismo cultural; con lo cual concuerdo casi en totalidad. Lo mejor que nos podría pasar es que nos atrape lo impositivo. Obra fuera de este tiempo, de este milenio. Milenio que aburrió tanto a Fogwill que decidió vivirlo solamente una década.

Contrario a la opinión de muchos críticos literarios, creo firmemente que Runa es una excelente elección para conocer o encontrarse por primera vez cara a cara con Fogwill. Ya que no solo nos acerca a su cosmovisión única y fantástica, sino también a su sociólogo interno, al publicista y hasta inclusive a sus ideas de acumulación de capital. La pluma precisa de su narrativa nos permite entender porque —los búulg son capaces de contar hasta todas las estrellas del cielo—. Entendemos que el concepto de poder que tiene Fogwill cambió radicalmente como su percepción de Alan Pauls; lo calificaba como un perdedor cuando era un renombrado publicista y ahora lo reconoce como un gran crítico y escritor. Hay que ver el mundo común, —se necesitan nuevos sentimientos, nuevos pensamientos imbéciles, más propuestas para cambio— como tanto solía decir Rodolfo Fogwill antes de morir. Parafraseando a Fito Páez : ‘Hay que entrar al mundo de Fogwill, !hay que leerlo!’.