Ecuador / Domingo, 21 Septiembre 2025

El Jardín Wangshi de Suzhou: retiro, arte y teatro bajo la luna

Jardín Wangshi, ubicado en Suzhou, guarda siglos de historia y arte. Es Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Fotos. Valeria Heredia/El Telégrafo
En la ciudad de Suzhou, en Jiangsu-China, está el Jardín Wangshi que mezcla tradición y belleza arquitectónica.

En el corazón de Suzhou se levanta el Jardín Wangshi, un espacio que condensa siglos de historia y la estética del jardín clásico chino en apenas media hectárea. Su origen se remonta a 1174, durante la dinastía Song, cuando fue concebido con el nombre de Yuyin, que significa “vivir como un pescador”.

Con el paso de los siglos, la propiedad cambió de manos entre literatos y eruditos, quienes añadieron inscripciones y epígrafes en sus muros. Fue en 1765, bajo la dinastía Qing, cuando adquirió su nombre actual, Wangshi, término refinado que en Suzhou designa a un pescador y que reafirma la aspiración de sus dueños a una existencia en equilibrio con la naturaleza. 

La arquitectura de aquellas épocas permanece hasta el momento y ha sido reconocida como Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco y sitio protegido en China.

El jardín ofrece una experiencia singular al caer la noche. Su diseño, que responde a la idea de “una escena cada diez pasos”, se convierte en un recorrido sensorial en el que la tradición cobra vida. Entre portales circulares y pabellones, los visitantes se encuentran con representaciones de la ópera Kunqu —como El Pabellón de las Peonías— o con el canto narrativo del Ping Tan. En los salones se mezclan los sonidos del guqin (instrumento) y de la flauta.

De pronto, las voces inundan el lugar y una pequeña embarcación cruza por el lago acompañada de una música tenue y melancólica. En otra de las salas, dos bailarinas realizan delicados pasos, al compás de la melodía y caracterizadas con vestidos de la época.

La visita nocturna no es solo contemplativa. Juegos antiguos como lanzar flechas a una jarra o la lectura de poemas recrean los banquetes de la élite cultural de la dinastía Ming. Bajo la luz de la luna, las enredaderas y estanques del Wangshi Yuan se convierten en escenario de una tradición viva, donde el patrimonio se experimenta con los cinco sentidos.

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